Chiste fácil y barato por cierto el que se me ha ocurrido si bien no deja de ser cierto que con todas las miserias, incongruencias, injusticias y falta de sentido del “bien común” que nos rodea no queda más remedio que hacer de “tripas corazón” y seguir tratando de encontrar la senda de los comportamientos más positivos y solidarios que redunden en una sociedad más justa y equilibrada.
Los griegos están llenando últimamente todos los titulares en prensa en esa retransmitida y desigual competición que desde el principio, y en la antesala de todos los órdagos y ultimátum que según nos cuentan se han echado unos a otros tenía un desenlace cantado (unos sin levantar la voz ni despeinarse porque tienen la sartén por el mango y los otros en ese ejercicio épico de apoyarse en una consulta popular para terminar abrazando entre lamentos las condiciones que sí o sí terminan imponiéndose para ese pueblo primero sangrado por sus propias élites extractivas e inmisericordes y acto seguido por los acreedores cómplices de todo el histórico desastre).
¿A quién lapidaríamos en la plaza pública, al corrupto o al corruptor? ¿Quién es más irresponsable y culpable, el que pide más de lo que podrá devolver o el que presta a sabiendas de que más allá del beneficio que los intereses de “usura” le proporcionarán no recuperará el dinero prestado sino es con la intervención de los estados y su responsabilización subsidiaria final?
Tras algunas semanas sin atreverme a decir nada en este blog no puedo evitar exteriorizar mi desazón por las maneras que nuestra civilización dispone para resolver sus conflictos y equilibrios. Fueron filósofos griegos los que nos enseñaron el sentido de la palabra armonía como sinónimo de proporción y equilibrio y justo eso es lo que más escasea en el actual momento histórico. Seguimos inflando el globo de un conflicto a nivel planetario que se alimenta de la suma de sinrazones, desigualdades e injusticias y que algún día, cuando reviente, lloverá sus detritus sobre las cabezas de los que a pie de calle se preguntarán el ¿cómo hemos podido llegar a esto?
¿De qué vale una sociedad crecientemente injusta si ni tan siquiera cuando adquiere la forma de estado-nación es capaz de garantizar los mínimos de subsistencia digna a sus hijos/hijas, a sus ciudadanos?
Me viene a la cabeza, qué horror, esa noticia de un matrimonio con una hija con discapacidad psíquica grave que decide fríamente dar fin a sus vidas primero disparando a la propia hija minusválida dependiente, luego a la madre de la criatura ya fallecida y para remate el suicidio final del progenitor en el último acto del arma homicida. ¿Cómo se puede llegar a que en una sociedad organizada y con estándares de calidad de vida como la catalana un matrimonio aparentemente normal sienta un nivel de desamparo o inseguridad en el futuro tal que dejen de ver sentido a su existencia sólo como salida, parece, a esa tremenda incertidumbre sobre el cuidado de su hija con deficiencias graves?
No hace falta pues ir a Grecia, pero no me queda ninguna duda de que tras las medidas que los sesudos economistas del bando acreedor (los que tienen) impondrán a los otrora despilfarradores deudores (casi siempre el pringado será el mismo, ése que termina yendo al frente de batalla a defender lo que sus élites han decidido con sentido patriótico que hay que defender) vendrán episodios de sufrimiento y desatención que generarán carencias tremendamente graves que pagarán, cómo no, los que mayor desventaja tienen de partida.
Participaremos de una u otra manera todos por aquello del “orden establecido” y porque se nos da a elegir entre “esto” o “el caos”.
¡VAYA GOBERNANZA DE LAS NARICES!
En realidad se supone que nos dan a elegir aunque ya estamos inmerso en un tremendo caos que pese a no provocarlo si lo hemos ido aceptando en sumisión, mi pregunta es porque, y la respuesta, pues por lo mismo que hemos llegado a aceptar esta sumisión a tantos gobernantes sin palabras e ignorantes, egocéntricos, y no se cuantas lindeces mas.
Claro que podemos luchar, siempre se pueden cambiar las cosas que aun ves, como esto, paro para ello sería necesaria un punto de inflexión, un diálogo sin ataduras, sin ponernos a la altura de sus cualidades destructoras; pero sinceramente no se como, porque solo se me ocurren dos cosas, y a cada cual más tremenda, masacre y guerra, porque con los que tienen todo el dinero en sus manos y el poder que le hemos dado de poder quedárselo y usarlo a su antojo, con esos, no existe diálogo posible, su ignorancia hace que no lo permitan
Ya lo dijo el superministro de economía alemán cuando se produjo el cambio de gobierno en Grecia : «es igual quien salga elegido al final tendrá que cumplir las normas» o lo que es lo mismo: la democracia actual no sirve para nada, solo cuenta el cumplimiento de las normas que se marcan desde organismos no elegidos democráticamente y que todos y todas debemos de cumplir a pesar de que solo unos pocos se beneficien. Al final son los economistas y los expertos basándose en falsos modelos científicos que solamente responden a ideologías los que están gobernando nuestras sociedades, a parte de la economía tiene que haber otra forma de ver el mundo