Es la expresión de una amona, amama, abuela, avia… que en su mundo de pérdida de consciencia continúa imaginando que los “jóvenes” o mejor “los niños” de su familia vienen a visitarla a su casa, le saludan, se le agolpan, y tras las carantoñas de rigor se van despidiendo agitando brazos y gestos y diciéndole “agur amona…!!!.
Y así hasta la visita próxima, ya real o ya imaginada. Agur… y el gesto, señalando el labio, de un beso que se suspende en el aire de la habitación en la que transcurre la vida de esta persona, de edad avanzada, que sigue siendo su hábitat cada vez más reducido en el que la no movilidad va cambiando metros de superficie por recuerdos sensaciones y vivencias en una ensoñación en la que la recreación imaginada se va agrandando sin más límite que el que la imaginación y la pantalla del televisor le […]