Creo que a todos se nos ha ocurrido alguna vez en presencia de algún desaguisado, despropósito, o de alguna situación escandalosa que exigía alguna intervención para interrumpir el fiasco, aquello de la llamada de “que venga el jefe”, “dónde está el dueño”, “de quién son estos niños”… Ante un desastre cualquiera que supere nuestra capacidad de solución inmediata, clamamos en demanda de ayuda e instamos a que se persone algún responsable, el jefe, el dueño, o el “padre de la criatura”.
Es un poco lo que pasa ante el descomunal desastre humanitario de la inmigración forzada de esos cientos de miles de exilados que huyen de las guerras, cuando no del hambre (aunque a éstos se les quiere clasificar ahora en un segundo nivel de derechos a la supervivencia). Y me sale preguntarme ¿dónde están los que mandan, los que tienen las claves de la gobernanza mundial? ¿Acaso no se […]