Todas las guerras son absolutamente malas, inhumanas, odiosas, cruentas, indecentes, faltas de ética, inmorales, ruinosas (menos para algunos claro), y cuantos epítetos de barbarie queramos añadir a los calificativos anteriores. Pero lo peor de todo es que al parecer son INEVITABLES.
Prueba de ello la propia historia de la Humanidad, empezando desde la misma historia de lo que llamamos cultura occidental y de lo que consideramos el paradigma del buen gobierno en el conjunto del planeta tierra. Es la misma condición humana la que no duda en agredir a sus semejantes cuando de defender intereses, imponer ideas, abanderar religiones se trata, y ello sin mirar a ningún otro lado que no sea la defensa de lo propio (según lo entendemos cada uno) pero donde el que sufre, el pueblo llano, se convierte a su vez en actor por impulso y decisión de las políticas “macro”, que aunque parezca que sabemos […]