Más allá de que fuera lo que queríamos después de una primavera sin flor y sin terminar de guardar los paraguas en su correspondiente lugar de nuestros armarios, estamos plenamente inmersos en el verano con sus calores, sudores, en la búsqueda de sombras en las que guarecernos y protegernos de ese sol que decíamos querer y añorábamos hace no tantas semanas.
Y por fin nos hemos atrevido con las mangas cortas, fuera las chaquetas, corbata cuando no queda más remedio a los que detentan determinado tipo de vestimenta profesional, y a apurar alguna cervecita aunque éstas no han bajado de precio. Y el que pueda a la playa. O a colocar a los aitonas, yayos, abuelas y progenitores varios los párvulos que terminaron el curso escolar y que ¿con quién los dejamos? Porque críos de vacación (merecidas dirán las maestras y profesores) y sus padres trabajando(suerte ésta cada vez más escasa) genera alguna incompatibilidad o al menos dificultad que nos lleva a recordar el valor y sobretodo utilidad de […]